Proyecto Perpetuando la Red LAC.
Realización: Red LAC y Museu da Pessoa.
Entrevistada: Maria Auxiliadora Dias Cabral.
Entrevistadores: Danilo Eiji y Mariângela de Paiva.
Lugar de la entrevista: São Paulo.
Fecha de la entrevista: 17 de noviembre de 2006.
Transcripción: Suely Aguilar Branquilho Montenegro.
Traducción: Andreia dos Santos Menezes.
Auxiliadora, primero quería que nos dijeras tu nombre completo, la fecha y el lugar de tu nacimiento.
Maria Auxiliadora – Mi nombre es Maria Auxiliadora Dias Cabral, soy más conocida como Auxiliadora o Dora. Nací y me crié, hasta mis 15 años, en una comunidad rural llamada Sítio Riachão, que queda en el municipio de Barro, estado de Ceará. Una comunidad muy aislada. En la época no había carretera, no había energía. Era una comunidad muy, muy rica de producción agrícola: fruta, algodón, mandioca y papaya. Tengo un origen portugués e indígena, creo que africano también, como tantas otras personas que nacen en Brasil. Pero el más fuerte es el indígena. Y mi origen es totalmente la agricultura, toda mi familia.
Cuéntanos un poco sobre tus padres.
Maria Auxiliadora – Mi padre y mi madre son primos hermanos. Mi abuela, la madre de mi padre, es hermana del padre de mi madre. Somos de origen pobre. Mi madre mucho más, porque mi abuela se casó con un muchacho que es de otra familia, llamada familia Cabral – de ahí la parte indígena – y tenía una condición mejor. Y mi madre se crió así, muy, muy pobre. Y, en función de las dificultades de estudiar, ella tenía esa relación con la tía, la hermana de mi padre. Fue a vivir en la casa de la prima para estudiar. Y allí se quedó, se crió, salió joven, se casó con mi padre. Allí lo conoció. Es decir, allí comenzaron las pasiones. Era una muchacha muy bonita en aquella época. Y así fue.
¿Y tu nacimiento?
Maria Auxiliadora – Voy a contarte sólo una cosa bonita, que me parece bonita, una cosa que nos marca a todas...
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Realización: Red LAC y Museu da Pessoa.
Entrevistada: Maria Auxiliadora Dias Cabral.
Entrevistadores: Danilo Eiji y Mariângela de Paiva.
Lugar de la entrevista: São Paulo.
Fecha de la entrevista: 17 de noviembre de 2006.
Transcripción: Suely Aguilar Branquilho Montenegro.
Traducción: Andreia dos Santos Menezes.
Auxiliadora, primero quería que nos dijeras tu nombre completo, la fecha y el lugar de tu nacimiento.
Maria Auxiliadora – Mi nombre es Maria Auxiliadora Dias Cabral, soy más conocida como Auxiliadora o Dora. Nací y me crié, hasta mis 15 años, en una comunidad rural llamada Sítio Riachão, que queda en el municipio de Barro, estado de Ceará. Una comunidad muy aislada. En la época no había carretera, no había energía. Era una comunidad muy, muy rica de producción agrícola: fruta, algodón, mandioca y papaya. Tengo un origen portugués e indígena, creo que africano también, como tantas otras personas que nacen en Brasil. Pero el más fuerte es el indígena. Y mi origen es totalmente la agricultura, toda mi familia.
Cuéntanos un poco sobre tus padres.
Maria Auxiliadora – Mi padre y mi madre son primos hermanos. Mi abuela, la madre de mi padre, es hermana del padre de mi madre. Somos de origen pobre. Mi madre mucho más, porque mi abuela se casó con un muchacho que es de otra familia, llamada familia Cabral – de ahí la parte indígena – y tenía una condición mejor. Y mi madre se crió así, muy, muy pobre. Y, en función de las dificultades de estudiar, ella tenía esa relación con la tía, la hermana de mi padre. Fue a vivir en la casa de la prima para estudiar. Y allí se quedó, se crió, salió joven, se casó con mi padre. Allí lo conoció. Es decir, allí comenzaron las pasiones. Era una muchacha muy bonita en aquella época. Y así fue.
¿Y tu nacimiento?
Maria Auxiliadora – Voy a contarte sólo una cosa bonita, que me parece bonita, una cosa que nos marca a todas nosotras de la familia. La casa de mi abuela era una casa lindísima, aún lo es – pared de este grosor, aceras, 12 peldaños para llegar a la casa, con un ingenio, todas esas cosas... Pero, por costumbre, todos dormían en hamacas y había nada más que una cama, que en aquella época no era cama de matrimonio, ni de matrimonio ni individual…
¿Era una cama camera?
Maria Auxiliadora – Aquella cama camera, eso. Entonces, la cama de mi abuelo iba por turnos entre todos los hijos cuando su nuera iba a tener un bebé. ¿Y mi madre, que tuvo esa cantidad de hijos? ¡Ella se quedaba con esa cama en la habitación La cama iba de la casa de mi abuela todos los años a la casa de mi padre. Increíble, ¿no?
¿La cama iba cuando la mujer iba a tener un bebé?
Maria Auxiliadora – Sí. Así, salía el bebé e iba para la hamaca. La luna de miel de mi madre fue en la hamaca, cuenta ella... es muy divertida. Cuenta todo el proceso, mi madre es muy pícara, y cuenta todo el proceso de su luna de miel, en aquella época, cómo pasó. Era diferente de hoy y esa cosa de la cama es una cosa que marca mucho. El último hijo de mi madre, ella tenía 45 años, ese hermano mío, es hermano benjamín, fue cuando mi padre compró la primera cama. De ahí que comenzamos con el hábito de que todo el mundo tuviera una cama. Hoy, tienes una hamaca para poner en una terraza. Todos usamos la hamaca para ponerla en la terraza, en las plantas, tumbada, ya no se usa para que todo el mundo duerma.
Hay otra cosa que marca, que también va de las costumbres, que era totalmente diferente. Por ejemplo, en la casa de mi abuelo no conocí a mi abuela, la madre de mi madre. Yo era chiquita, creo que tenía unos dos años, no me acuerdo de mi abuela. Me acuerdo mucho de mi abuelo, porque tenía muchas ganas de casarse, pero no se casó la segunda vez, quería mucho casarse. Y él tenía novias, ¿sabes?
La familia de mi madre producía leche y vendía leche y así se compraban otras cosas. Mi padre tenía la tierra de su madre, mi abuela siempre ha tenido tierras, la madre de mi padre, pero mi padre siempre ha trabajado mucho, mucho. Nuestra casa siempre fue muy llena de alimentos, que, a veces, cuando veías, ya se habían estropeado... A mi madre nunca le ha importado. Pienso que, de tanto que no tenía, preparaba más cosas. Y a mi madre le gusta mucho hacer comida. Tiene 80 años, pero no se olvida de la cocina. Lo que me marca es que nos criaron comiendo siempre cosas fuertes, alimentos muy nutritivos – es una cosa que me marca profundamente. Tuvimos esa oportunidad. La mayoría se sacaba del conuco, no había eso de tener que comprar, del consumismo. No soy criada en el consumismo, traigo muy presente eso.
¿En la comunidad, había intercambio?
Maria Auxiliadora – Sí, sí. Intercambiábamos, producíamos. Además, conocía a mucha gente en mi comunidad. Muchos bananos en mi casa, mucha leche, queso. Intercambiabas, digamos, por otra fruta que no había, intercambiabas por alimento, intercambiabas por gallina... Pero todo eso en familia. Hacías eso porque decías: “Caramba, ’tá llegando alguien”. Tenías que preparar todas esas cosas para hacer el regalo. Los regalos eran siempre cosas de alimentación. Siempre en el sentido de comer bien… Nunca se pensaba en tener un zapato, cuando se tenía un zapato era siempre una sandaliecita en el pie… Teníamos muchos animales, se andaba mucho a caballo, jumento, burro. Allá en casa, había todo eso. Íbamos al conuco a caballo. Es una región de mucha sequía. Recuerdo que nunca me ha gustado cocinar, no me criaron en la cocina, el trabajo era en el conuco, en la escuela, y habituada ya desde temprano a aprender trabajos manuales…
¿Qué trabajos manuales?
Maria Auxiliadora – De todo: croché, puntos, bordado, costura... Aprendí todo. Mi padre, incluso, pagaba una profesora en casa. Entonces, con las primeras, mi hermana y yo, fue así; con las otras, ya fue otra fase. Porque en aquella época ya se iba a la escuela, pero sólo podías estudiar si tenías dinero para ir a la escuela de monjas. En aquella época, en mi época, todavía era muy fácil esa historia de ir al convento. Mi padre soñaba mucho con eso. Y mi madre nos decía: “Déjalo, déjalo a tu padre a un lado”.
Mi madre era así, no peleaba. “No escuches eso.” “Déjalo nomás.” Es mucho enfrentamiento, entonces, decía: “Espera por tu padre, presta atención a lo que dirá tu padre, escúchalo bien”. ¡Ah Como decir “palo que nace doblao, jamás su tronco endereza”. Era así, mi madre siempre ha sido así. Pienso que, allá en la casa, toda la familia tiene una cabeza más abierta para el mundo. A mí no me gustaba la cocina. Y había siempre una persona en casa, porque mi madre tuvo demasiados hijos. Y tampoco había que cuidar de la cocina, de hacer comida, habían muchos trabajadores. Y mi madre cosía en aquella máquina de mano. Una vez, mi madre pasó12 días para hacerme un vestido. ¡Doce días Dos semanas para hacerme un vestido porque es todo trabajado y era en aquella máquina manual. Entonces, mi madre hacía vestidos de novia y no tenía mucho tiempo. Tenía demasiados niños. El único tiempo que tenía lo pasaba dando de mamar. Y mi madre no amamantaba mucho, mi madre nunca amamantó mucho tiempo a un hijo. Hacía el biberón…
¿Y cosía para ustedes o para otras personas?
Maria Auxiliadora – También para ganar plata. Mi madre también hacía unos trabajos manuales. De todas las hermanas de mi madre, ella fue la única que aprendió tanto trabajo, tanto trabajo.
¿Y les enseñó?
Maria Auxiliadora – Muchas cosas aprendimos con ella, muchas. Coser, bordar, porque mi madre nos enseñó también a ser un poco domésticas, nos enseñó también, pero como vivía siempre embarazada, la pobre, todos los años una barriga, tenía que reformar la ropa, hacía cosas de bebé, ¿no? Y había otro que llegaba y tenía que reciclar. No se podía comprar, pero automáticamente se estaba reciclando y haciendo unas cosas bonitas. Entonces, todo el tiempo era eso. A veces, teníamos que preguntarle: “¿Por qué, mamá, ha tenido usted tantos hijos?”. Y tanto dolor, que mi madre tuvo seis abortos. En toda esa historia, seis abortos. Vi a un bebé bien grandote. Recuerdo que tuve una hermana que nació así, no sobrevivió, nació de ocho meses. Parece que, si fuera hoy, no moriría. Una vez, hubo un parto doble de nueve meses, pero murieron pronto. Otro también tuvo ya edad avanzada, desnutrido, ese no fue aborto, pero aun así debe haber tenido unos tres, cuatro abortos, no sé por qué. Creo que ella los provocaba. Le decimos eso hoy, y ella: “No, sólo hacía un tecito”. Hace tecito de aquella yerba. No sé con la conciencia de hoy, pero creo que estaba cansada de barriga. Y ella decía: “Pero tu padre sólo me tuvo a mí, ¿no?”.
¿Recuerdas la relación entre los dos?
Maria Auxiliadora – Mi padre murió con 85 años. Murió por la mañana y por la noche le hizo mucho cariño a mi madre. Le gustaba mucho acariciar y jugábamos, y le decíamos “acaricia más”. Y mucho, mucho e incluso, a veces, la llenaba de besos. Ella decía “Ya no quiero más besos”. Él la tenía en el regazo, era muy bonita esa relación, pucha, muy bonita, muy bonita. Pero mi padre, cuando murió, se quedó tres años y siete meses en una silla de ruedas. Tuvo un problema en la mente y no movía el cuerpo, por eso se puso como un bebé. Tuvo tres EVC [enfermedad vascular cerebral], tuvo tres, y en el último creo que ya no fue EVC. Llegó la hora del cambio, me parece una cosa muy bonita. Mi padre, tendré que hablar sobre él tranquilamente, del cambio suyo tranquilamente, porque me parece que lo cumplió realmente.
¿Y cuál era el cotidiano de ustedes cuando niños? ¿Ya Iban a trabajar desde una edad temprana?
Maria Auxiliadora – Como se dice, criamos a 12 hermanos. Hubo una época, durante unos diez años, mi madre se quedó con cinco hermanos dentro de nuestra casa, que tenían nuestra misma edad. Y nos criamos dentro de la misma relación, no había relación de tío, era casi hermano. ¿Sabes que no los llamamos de tío? Llamamos “fulano”, ¿no? Y trabajábamos demasiado, trabajábamos mucho en el conuco. Con tres, cuatro años, colocábamos un trapo en el suelo para que nos tumbáramos y pasábamos una hamaca en el conuco y pasábamos el día allá. Mi padre nos llevaba, nos hacía jugar. También pasábamos el día observando el trabajo, disfrutando aquello, pero almorzábamos en el conuco, merendábamos en el conuco. Pienso que intuitivamente nos llevaba para que conviviéramos. Nos decía que era porque mi madre le decía así: “Van a quedarse en casa dándole trabajo a su madre”. Tal vez fuera también, mi madre tenía que hacer otras cosas, porque eran muchas. Tenía que dividir, él se quedaba con una parte, pienso que indirectamente era eso. Entonces, jugábamos. Recuerdo que había un río en el conuco, saltábamos 11 cercas. ¿Sabes qué es cerca? Saltábamos 11 cercas para llegar a nuestro conuco y me parecía buenísimo. ¡Bum Saltaba. Era una cabrita misma saltando. Me encantaba hacer eso, y cuando llegaba allá, jugaba con las hojas, con el agua, con las piedras, ¿sabes? Entonces, era así cuando era niña. Creo que nunca he ganado una muñeca. Creo que sólo gané una, ya era grandita, pero mi madre hacía unas de trapos. ¿Sabes qué es el maíz?
¿Maíz? Sí.
Maria Auxiliadora – Entonces, ¿no está la mazorca? Se llama mazorca, no sé, ¿cómo la llaman?
Sí, mazorca.
Maria Auxiliadora – Entonces, hacíamos las muñequitas bien lindas de mazorca, hacía una randita y jugaba. ¿De qué eran los juegos? De ama de casa. Era muy relacionado al cotidiano.
¿Jugabas con quién?
Maria Auxiliadora – Jugaba con los hermanos, con las hermanas. No me acuerdo, porque mis hermanos tenían más libertad, ¿sabes? De cierta manera, ellos tenían más libertad que nosotras.
¿Los chicos?
Maria Auxiliadora – Los chicos, pero nosotras jugábamos mucho. Jugábamos mucho. Había momentos en que jugábamos con ellos. Una fiesta, como la llamábamos. Mi madre nos la hacía e invitaba a los niños de la familia, porque todo era familia, casi todo, quien no era familia era hijo de los trabajadores. Pero también jugábamos con ellos, hasta porque la escuela era sólo una, y la escuela era de mi padre que traía a la profesora. No había escuela del gobierno, era particular. Nunca he estudiado en una escuela del gobierno.
¿Y cómo era la escuela? ¿Todo el mundo en la misma aula?
Maria Auxiliadora – Una profesora para enseñar todas las aulas.
¿Era para todo el mundo?
Maria Auxiliadora – Para todo el mundo. Y siempre era un profesor de la familia, aquel que tuvo más chance de salir, tuvo más condiciones de estudiar fuera. Ni siquiera era formado. Había hecho la primaria, por ejemplo, ya iba a ser profesor. Así era, siempre ha sido así. Mi primera profesora vive en Fortaleza. Es mi prima, hija de la única hermana de mi padre. Todos los hermanos de ella se formaron, estudiaron, como mis hermanos, también todos estudiaron. Quien no hizo curso fue porque así lo prefirió. Nosotras, las mujeres, todas estudiamos. Los hombres, menos. Pero todos pasaron por ese ritmo. Entonces, salías, estudiabas un poco y decías: “Ahora tengo que pagar, yo no puedo, tengo que ir al colegio de monjas, pero no tengo dinero”, esas cosas. De ahí, voy a la casa de mi tío, allí están apareciendo muchos niños para alfabetizarse y yo fui así hasta mi cuarto curso primario, que se llamaba admisión, en aquella época. Hice admisión, estudié y fui a hacer la admisión en el colegio de monjas. Muy duro. Aprobé y de ahí…
¿Dónde era el colegio de monjas?
Maria Auxiliadora – En una ciudad muy distante llamada Milagres, Estado de Ceará. Y, cuando terminé, “Y ahora, ¿para dónde te vas?”. Tenía que ir a una ciudad mucho más distante para estudiar, pero mi padre nos tenía muchos celos, no nos dejaba ir a vivir en las casas, aunque lo pudiera pagar. Entonces, ¿qué pasa? Fui a ser profesora con menos de 16 años.
¿Cuándo terminaste la secundaria?
Maria Auxiliadora – No. Cuando fui a hacer la secundaria, tenía 16 años, pienso que 16, porque me recuerdo que, cuando terminé el Magisterio , tenía 23 y entonces ya no he parado.
¿Has hablado que habías ido a hacer la admisión?
Maria Auxiliadora – Sí, pero con la admisión ibas para lo que hoy es el quinto curso, en aquella época era el primero ginasial. Fue cuando me vine a Crato, que hoy es una ciudad más conocida, ciudad grande. Cuando salí para ir a estudiar fuera, enseñé un año entero.
¿Volviste a la comunidad?
Maria Auxiliadora – Entonces volví a la comunidad. Pasé un año enseñando a muchos niños, adolescentes... La suerte era que había un seminarista que me ayudaba. Hoy él es padre y me ayudó mucho. Pero fui a preparar a otros niños para que hicieran la admisión. ¡Mira, qué absurdo ¡Como si yo fuera profesora y fuera a enseñar a profesoras Entonces, fue un desafío muy grande. Sólo en la casa de un tío, preparé a tres para hacer la admisión. Todos los tres aprobaron. Entonces, mi tía - digo tía, ella hasta ya murió, en consideración, pero de sangre no era nada, nunca ha sido nada – ella le dijo a mi padre: “No me vayas a decir ‘no’. Vine sólo a decirte que voy a llevar a Auxiliadora junto conmigo para que estudie”. Y, de ahí, me abrió para el mundo. Fue muy bueno.
Fui a vivir en su casa. Claro, estaban todas las otras costumbres, fui a enfrentar una cosa diferente, pero fue muy bueno porque fui a convivir con otro mundo, salí de una comunidad rural que no tenía ni siquiera una carretera, no tenía coches. Salí a caballo hasta la ciudad, de mi comunidad rural, con mi montura llena de maletas, así, con mi equipaje. Cuando llegué en esa ciudad, que es Barro, de ahí que fui a la otra. En la época, se gastaba tres horas de viaje. Entonces, fui a esa ciudad grande.
¿Crato?
Maria Auxiliadora – Crato. Toda una cultura. Llegué en la casa de mi tío, que tenía tres empleadas. Entonces, el mayor impacto de mi vida fue convivir con esa riqueza. Pero, a pesar de la riqueza, mis cosas estaban en una maleta de cuero, traje mi hamaca. En esa casa, había solamente tres hamacas, era una hamaca bonita, bordada. Todos de cama en la casa de mi tío, y yo, en mi hamaca. Entonces, mi tía: “Ve a la cama”. Y yo no sé dormir ahí, fui tirando. Empecé a conocer el mundo del teatro, el mundo de los fines de semana en una piscina, fui a convivir también con ese mundo, ¿no? Fue bien, bien difícil. Porque tuve una infancia en la que nunca usé una ropa sin manga, imagínate, nunca. Hasta que yo saliera de casa, no usaba una ropa sin manga, no usaba un pantalón corto, no usaba un pantalón, que mi padre no lo permitía. Mi primer pantalón fue de deshacer uno de un tío mío, para hacer un pantalón escondida de mi padre, porque hacíamos un paseo a caballo, ya no aguantaba ponerme un pantalón, una falda …
¿Una falda para andar a caballo?
Maria Auxiliadora – Andar a caballo. En esa época, yo tenía un novio y le dije al chico: “Voy como van las otras”. Entonces, me acerqué a mi padre, ya estaba en el caballo, y él: “¡Maria Auxiliadora”. Le digo: “¿Qué hay?” . Él: “¿Dónde está el vestido?”. De ahí, ¿sabes lo que hice en el caballo? [ruidos de estallidos, silbatos] Me fui, no le respondí nada, me fui.
Cuando fui a bajar del caballo, que yo lo sabía, salté, el pantalón “bum”. Muy guay, tantas cosas aun así: llegar en la ciudad grande, convivir con eso, pensar en mis hermanos, en mis hermanas que estaban allá. Cuando llegué en la ciudad grande, fui realmente rebelde, fui para lo radical. Así que usaba pantaloncito cortito.
¿En qué año era eso?
Maria Auxiliadora – Era 70. Esa ciudad grande, bonita... En 71, fui a Pernambuco.
¿Estudiabas allí?
Maria Auxiliadora – Desde entonces hasta ahora, nunca he parado de estudiar. Salía de esa ciudad y fui a vivir con otra tía. Viví siete años en las casas. Entonces, fui a vivir con la única hermana de mi padre en Pernambuco. Así fue que llegué a Pernambuco y fui a vivir de nuevo con más pobreza, vejez. Mi abuela vivía allí. Ya no duerme nada más, no tiene ningún poder sobre todo lo que tenía, ya estaba viviendo con la hija. Fui a convivir. Mi padre me dijo: “Ahora, vas a estudiar.” Era hacer la secundaria y cuidar un poco de hacer compañía a mi madre, y yo claro que fui. Y ella me llamó, fui, pero fue muy diferente. Volví a convivir, no porque no quisiera hacerlo, pero es que trabajaba demasiado. Entonces, fue cuando comencé a trabajar fuera.
¿Trabajabas con qué?
Maria Auxiliadora – Comenzó la militancia en Pernambuco. Así que ya empecé a involucrarme porque todo ese período que viví en esa ciudad grande fue en el tiempo del golpe militar. Sólo sabía que un primo, el prometido de mi prima, que yo vivía dentro de su casa, estaba detenido, pero nadie me decía el porqué. Era empleado de banco. Nunca he sabido. Incluso vine a saber después, cuando llegué en Pernambuco, la razón por la que se fue a São Paulo, São Paulo de los empleados de banco. Creo que se quedó por aquí porque, en aquella época, mi prima ya tomaba – mira cómo tenían condiciones – ya tomaba un avión y viene a pasar las vacaciones con el prometido aquí en São Paulo. No era cualquier familia que tenía esa condición, ¿no? Entonces, salí de este mundo y fui a vivir en una casita bien chiquita, así de este tamañito.
¿Cómo entraste en el movimiento político? ¿Fue en la escuela?
Maria Auxiliadora – No, creo que todo ocurrió al mismo tiempo, porque cuando llegué en Pernambuco, en el inicio de los años 70, había un primo extensionista rural. Y yo, enamorada del campo, nunca lo he dejado, a pesar del estudio. De tres en tres meses, pasaba la semana en el conuco y, entonces, mi primo era una persona muy ligada a lo social y tenía un trabajo ligado a la extensión rural muy interesante. Y me llevaba a las comunidades y me gustaba mucho ir. Y, de ahí, empecé a conocer el mundo entero. Automáticamente fue surgiendo la historia del sindicalismo a través de la diócesis, un obispo muy buena gente también. Mi primo fue uno de los iniciadores y yo vivía en su casa. Entonces, automáticamente, yo le decía: “Llévame para allá, me vas a ayudar a hacer el carné del sindicato.” “¿Déjame ayudarlo a hacer esa reunión? ¿Llévame?”. Estudiaba por la mañana y de ahí comencé. Fue espontáneo. Trabajé creo que unos dos años, pero cuando empecé a establecerme realmente fue en 73, fue cuando entré como una persona contratada.
¿Fuiste para trabajar?
Maria Auxiliadora – Fui para trabajar. Aquella persona que ya estaba involucrada. En la propia escuela también teníamos mucha discusión sobre el mundo rural porque había un padre francés, revolucionario. Y teníamos muchas discusiones, participaba de un grupo político de izquierda.
¿Qué línea de izquierda?
Maria Auxiliadora – Era el PCBR [Partido Comunista Brasileño Revolucionario].
¿Y había represión?
Maria Auxiliadora – No sufrimos mucho. Supe muchas cosas antes, y fuimos quemando el material. Éramos muy estratégicos. Teníamos mucho cuidado, cada reunión hablaba mucho de esas cosas, discutíamos los documentos, pero nunca los tirábamos. Se ganaba muy poca cosa, porque en la época misma, los años 70 fueron muy complicados. Entonces, fundamos el sindicato y estaba todo ese origen mío. Perdí realmente los estribos y me considero una persona que contribuye mucho en el sindicalismo rural. He trabajado 21 años, fuera esos años de contribución para fundar, organizar. Trabajé con una cantidad de proyectos, desde los becarios hasta las profesoras rurales contratadas por el sindicato. Como ya era profesora, trabajaba mucho esa cuestión de la alfabetización de los niños, pero en la línea de Paulo Freire. Todavía me encontraba muy inconsciente. Pero tenía mucha clareza de que la desigualdad era grande y tenía una rabia muy grande de los patrones. Tenía mucha rabia y eso me ayudaba a pelear.
Entonces, durante 21 años, he trabajado en el movimiento sindical en muchas, muchas, muchas cosas. Cuando salí del movimiento sindical, ya tenía toda una referencia de asesora – ya estaba bautizada la historia de “asesoría”. Ya era asesora política del movimiento y tenía todo un respaldo estadual, regional y también nacional, de la Contag, de las federaciones, de visitar otras regiones del país, pero me costó muy caro. Muy caro porque toda esa militancia mía... ¿Cómo decirlo? Nunca he sido ambiciosa, nunca he querido aparecer. Me gusta estar inquiriendo, inquiriendo... Desde la familia. Me ponía al frente de mis hermanos. Y, en el movimiento, no fue nada diferente. Nunca me ha gustado llegar y aquel discurso, porque siempre he creído que la lucha no era mía.
¿Cómo?
Maria Auxiliadora – La lucha que digo era de toda esa gente. “Caramba, quien tiene que ir son los trabajadores.” Mi tarea era trabajar para que ellos contribuyeran, contribuir para que realmente incorporaran la lucha.
Con eso, también vas adquiriendo otras referencias. Siempre he hecho mucha amistad, pero también siempre hemos creado muchos conflictos. Recuerdo que adoptamos una lucha llamada “Lucha por la ley de que se cree preso”.
¿Ley de que se cree preso?
Maria Auxiliadora – Los animales, crearlos presos. Pasamos tres años luchando para que la Cámara de los Concejales aprobara esa ley, y los terratenientes - allí no se llaman terratenientes, es patrón realmente -, los empleados, que son los dueños de la mayor parte de la tierra y de la mayor producción del municipio, eran contra eso. Claro, crear su propio ganado y sus animales sueltos, es muy bueno. ¡Y yo que voy a hacer mi conuco que tenía que hacer una cerca para que tu ganado no comiera mi producto Es evidente que eso desestabilizó toda la estructura del municipio. Hasta el alcalde era un gran terrateniente. Entonces nuestro primer enemigo era el alcalde y un concejal también. Fue muy difícil, porque viví un período que fui amenazada y yo nunca había convivido con esa realidad. Ya tenía a mi hija y fue muy difícil, porque tenía mucho miedo de que mi hija fuera secuestrada, mucho miedo. Hasta los 12 años de edad, mi hija nunca fue sola a la escuela. Ella también pagó un precio muy alto por eso, la libertad de jugar. Tenía miedo. Vivía en las afueras, porque también rompí. Hubo un período de rompimiento, ruptura. Salí del centro de la ciudad, porque cuando vine a Pernambuco, toda mi familia vino. Con dos años que vivía, ni siquiera trabajaba aún en el sindicato, mi padre vendió todo lo que tenía en el estado de Ceará y se vino aquí a Pernambuco.
¿De cuál ciudad?
Maria Auxiliadora – Mi padre vino del municipio de Barro y vino para donde vivo hasta hoy. Tenía mi casa en el centro de la ciudad, una casita alquilada. Entonces, ¿qué pasó? Mi padre me ayudó a comprarme una casa y vine para las afueras de la ciudad, cuando las afueras se estaban iniciando. Viví 10 años en las afueras. Entonces, fue en ese proceso que adopté a mi hija, mi hija es adoptada. Era un barrio que se estaba formando. Hoy es un barrio más grande, más grande que la ciudad en esa historia de éxodo rural. En ese barrio se concentraban las personas rurales de esas comunidades, de 106 comunidades que trabajé. Viví una fase muy difícil de convivir con toda esa pobreza, con todos esos conflictos y también era un período difícil. Todavía la dictadura, años 80. Entonces fue muy difícil convivir con todo eso. Ocurrieron muchas cosas buenas, porque fue también aquí, en los años 80, cuando surgen las organizaciones de los movimientos rurales. Vanete y yo estábamos en el movimiento sindical, las dos. Entré primero en el movimiento sindical, porque Vanete viene de la militancia de la iglesia y, cuando fui a militar en la iglesia, estaba en el movimiento sindical. Entonces tenemos muchas cosas parecidas, pero la trayectoria es diferente.
Pero, ¿en las afueras, estabas articulando esas reivindicaciones con las personas y fuiste hasta amenazada a causa de eso?
Maria Auxiliadora – Pero no fue sólo de las afueras. El foco mayor era en las comunidades rurales, porque esos terratenientes, un gran número de esas personas que vive en el centro de la ciudad, que tienen sus coches y están todos los días allí en la hacienda, que son comerciantes, que son médicos, que son ingenieros, además de eso, son terratenientes. Los mayores terratenientes no son los agricultores. Entonces, la pelea terminaba siendo con ellos y las amenazas eran justamente por parte de ellos, porque las haciendas estaban siendo amenazadas, porque ahora había una ley que decía: se ocurre un accidente de coche en la carretera provocado por animales, si un coche mata un animal en la carretera, el dueño del animal va a pagar el arreglo del coche. Y mira lo qué eso significa.
Que tenía que prender el…
Maria Auxiliadora – Si yo los creo, tengo que tener condición de crearlos, pero no perjudicarte a ti, que no tienes condición de hacer una cerca, ¿no? Tendré que hacer una cerca para sacar mi alimento, porque tienes tu ganado, tienes tus corderos, tus ovejas... Entonces fue un período muy difícil. Viví un período que era vigilada y había un esquema de seguridad que yo no sabía que había, pero que después me enteré de que había. Salía de mi trabajo, iba a mi casa, iba por ese camino y volvía por el mismo, pero había gente siguiéndome y yo no lo sabía. Entonces, piénsalo, una persona que viaja mucho, que tiene que estar en las estaciones de autobuses… De ahí que comienzas a descubrir quiénes son los verdaderos enemigos.
¿Cómo arreglaste eso?
Maria Auxiliadora – Fue una lucha muy grande, porque fueron los trabajadores los que salieron victoriosos. Se creó allí y los patrones tuvieron que admitir. Hoy todos han incorporado esa ley. Y hoy no es más problema. Todos los que quieren crear animales ya no los crean sueltos. Tuvieron que comprender. Fueron años, pero lo fueron comprendiendo y fue un trabajo muy difícil. Pero empezamos a entender también que, en lugar de ir al confronto, usamos otras estrategias, conversar, buscar a personas que tenían más una agilidad para traer el consenso. Empieza a valer el voto para la cámara de concejales, a hacerse audiencias públicas, a hacerse asambleas, manifestaciones públicas...
¿Llevar a la prensa?
Maria Auxiliadora – También, ¿no? Salió en muchos periódicos. El Diario de Pernambuco noticiaba, y veíamos las cosas adulteradas... Fue surgiendo el Partido de los Trabajadores, y yo era una de las fundadoras. Fueron llegando personas nuevas, de peso, no sólo del movimiento sindical, sino también del propio partido, de la propia diócesis.
Empezaste a hablar del movimiento de las mujeres allá en aquel barrio de las afueras donde estabas, ¿dices que empezó allí?
Maria Auxiliadora – Empezó en la época de la sequía.
¿En la época de la sequía?
Maria Auxiliadora – Sí, la primera lucha de la que participamos fue una lucha por trabajo y fue en el final de los años 70, pero no había conciencia... Empezamos a luchar por la afiliación de las mujeres, había sólo hombres, ¿no?
¿Para qué exactamente?
Maria Auxiliadora – Para las frentes de trabajo. Pero no era una organización, no la teníamos, ¿no? Hacías grandes asambleas con mujeres. Y, de ahí, íbamos para el frente de trabajo. Entonces, ya fue en los años 80, y adoptamos otra lucha que era muy interesante: trabajo igual, sueldo igual. Aunque no hubiera registro en la libreta de trabajo, era por jornal. Las mujeres ganaban mucho, mucho menos que los hombres. En la época, el municipio era un gran productor de frijoles, ¿y quién los cosechaba? Las mujeres. Hoy es el tomate. Hay grandes proyectos de irrigación en el municipio. De nuevo las mujeres, son las cosecheras de tomates; en aquella época, frijoles. En mi barrio, por ejemplo, los terratenientes llegaban por la mañana con el camión para llenarlo de mujeres y llevarlo para el conuco y ganar un 50% menos que los hombres que estaban allí cosechando frijoles. Ya teníamos el liderazgo del barrio, íbamos a la parada, donde quedaba el camión grande. Empezábamos a hacer aquel trabajo chiquito: no me pagas igual, no vamos a cosechar el frijol. Y sin que ellas cosecharan, se perdía el frijol. Era tipo una huelga. Y ellas decían, antes de ir: “Voy sólo si me pagas ‘x’”. Era el precio del hombre. Todo el mujerío. Claro, es muy fácil porque entró por el económico. Entramos de nuevo con otra lucha y, entonces, al mismo tiempo, íbamos haciendo la organización y explotamos en los años 80. Por ejemplo, mi municipio fue el primer municipio en el Nordeste que hizo la manifestación de mujeres rurales. Explotó en todo el estado, hicimos grandes manifestaciones de mujeres en mi municipio y en otros. Pero, así, en la valentía. Y eso tiene toda una historia...
¿Cómo hacían?
Maria Auxiliadora – ¿Para empezar el trabajo con las mujeres?
Sí...
Maria Auxiliadora – Había incluso una fecha definida. Porque, por ejemplo, Vanete, que estaba junto con otras compañeras, fue discutiendo con otras personas. Dividía con otra compañera, hija de un ex alcalde, que en la época era estudiante. Mira cómo son las cosas, era hija de un ex alcalde y también estaba ligada al movimiento de las iglesias. Pero estudiaba, formada, entendía de metodología, de esas cosas, fueron construyendo la…
¿La metodología?
Maria Auxiliadora – La metodología. Fue trabajando. Yo no estaba en las primeras reuniones con Vanete y Lauridete, que fue en el municipio de Serra Talhada en una comunidad llamada Caiçarinha. Después de dos o tres reuniones, ya entro en esa discusión de la ausencia de las mujeres en el sindicato, aunque en mi municipio ya hay muchas mujeres fuertes en el sindicato, pero no porque tuvieran esa clareza de un trabajo de mujer, nada de eso. Yo también era una mujer y ni siquiera sabía que era una mujer. Para mí, estaba allá haciendo un trabajo importante para que los hombres y las mujeres estuvieran allá como trabajadores y trabajadoras rurales en esa lucha. Percibí que las mujeres estaban en casa, la sumisión, veía a las mujeres de los directores. Hacíamos reuniones y muchas de ellas venían nada más que a servir un café. Entonces, esas cosas fueron despertándonos.
¿Hicieron así una lectura de qué era importante?
Maria Auxiliadora – Fueron surgiendo las lecturas. Surgieron de los movimientos feministas. Empezamos iniciando las lecturas bien feministas, tanto yo, como Neta. Porque, en realidad, fuimos más la cabecilla, realmente. Y fue muy, muy rápido. En las primeras reuniones, teníamos mucha dificultad, claro, evidente. Pero fuimos conversando. Como éramos mujeres y respetábamos el sindicato, eso facilitó traer a las mujeres. En los primeros encuentros, los directores de nuestra región llevaban a sus mujeres y a las mujeres de sus comunidades. Después salíamos de casa en casa, esa va conmigo. Teníamos las personas que eran responsables porque teníamos mucho miedo de que, cuando las trabajadoras llegaran en casa, fueran a sufrir una reacción del propio marido, de los hijos, porque evidente que no iban a volver con la misma cabeza. Entonces, había toda esa metodología. Ya había una metodología para que trabajáramos el cuerpo.
¿Desde el inicio?
Maria Auxiliadora – Sí, desde el inicio. Desde el inicio ya trabajábamos el cuerpo. Había una organización feminista que nos ayudó, que era el SOS Cuerpo, Género y Ciudadanía, en Recife, que fuimos conociendo. A la vez, mientras asesorábamos, íbamos llevando a las trabajadoras rurales. Recuerdo el primer encuentro feminista del que participamos, en Bertioga, en São Paulo. Fue allí que discutimos la primera idea de articular a las mujeres en nivel Nordeste. Y, cuando discutimos, ya había unas trabajadoras y se horrorizaron. Algunas a causa de la historia de las lesbianas, de aquellas oficinas específicas. Hoy ha cambiado mucha cosa. Pero todas aquellas teorías, y algunas teorías del feminismo. Traíamos las trabajadoras, pero ya orientábamos todo: “Te vas a deparar con esto, con aquello”.
¿Era novedad?
Maria Auxiliadora – Era novedad, ¿comprendes?
Pero ¿cómo fue eso? ¿Hubo una oficina hablando sobre el tema de la homosexualidad?
Maria Auxiliadora – Sobre homosexualidad, había una hablando sobre el cuerpo, sobre la mujer. Había toda una parte, por ejemplo, con todos los órganos genitales del hombre y de la mujer. Así que, aquellas que nunca fueron a la escuela, no lo vieron en el libro, que eran madres y que eran abuelas y que hicieron todo eso en la oscuridad, sin conocer su cuerpo, ni el cuerpo de su marido...
Era una mentalidad muy diferente, ¿no?
Maria Auxiliadora – Llanto y más llanto. Claro que hemos aprendido. ¿Pero cómo se habla de la salud de la mujer si no se habla del cuerpo? Entonces, ya comenzamos a trabajar así. Nuestra región, la región del sertón central de Pernambuco, todavía está considerada como la región más avanzada en la organización de las mujeres del sindicato.
¿Pero cuándo se forma el MMTR?
Maria Auxiliadora – Todavía teníamos una dimensión mayor, una preocupación mayor. Claro, veníamos difundiendo, trabajábamos en 13 municipios, en el movimiento sindical, Vanete y yo. Yo, funcionaria del sindicato, y ella, funcionaria de la Federación. ¿Y qué pasa? Aquí fuimos relacionándonos con otros municipios, porque nos aproximamos mucho de Paraíba. No sé si conoces la historia de Margarida Alves.
No...
Maria Auxiliadora – Chico, la tienes que conocer.
Por favor, cuéntanosla.
Maria Auxiliadora – Margarida Alves era un liderazgo sindical que en esa época no era líder femenina. Era un liderazgo sindical que hoy es muy reconocida en nivel internacional y fue asesinada por los usineros. Una capacidad específica de la mujer. Ella adoptaba una lucha de clase y era de la clase asalariada rural. Entonces, hubo una pelea justo con los usineros. Los usineros la mataron con un balazo de doce en la puerta de su casa. Entonces, yo diría que de la sangre de Margarida brotó muchas margaritas. Hoy está el Día de la Margarida, hoy está la institución de Margarida, hoy está el premio Margarida Alves oficializado por el propio gobierno Lula. Pero pasamos muchos años luchando, y hasta hoy, específicamente por la prisión de los criminales y de los que los contrataron, ese crimen está impune. Cuando completó 20 años, retomamos la lucha. Creo que el tipo estuvo detenido dos meses o tres meses, pero entonces lo soltaron. Así que Pernambuco y Paraíba fueron los dos primeros estados a pensar en la organización de las mujeres trabajadoras del Nordeste, la importancia de estar por allá. Porque veníamos para acá, digamos, para los encuentros más grande y las trabajadoras rurales eran poquitas, desarticuladas.
¿En el movimiento feminista, dices?
Maria Auxiliadora – También en los espacios rurales mixtos. Y queríamos articularnos, como mujeres, no sólo como las mujeres de un estado. Ya veíamos la necesidad de organizarnos mucho más. Entonces, esos dos estados juntos fueron responsables de buscar otros estados y a mujeres. Fuimos a buscar donde teníamos referencia y, en 86, se realizó el primer encuentro regional y la asamblea de fundación del MMTR-Nordeste.
¿Del movimiento?
Maria Auxiliadora – Es por eso que celebramos 20 años en 2006, en marzo de 2006. Estamos celebrando 20 años de nuestra organización. Nuestra organización ha sido una constante lucha de articulación, articulación entre esos estados. Porque necesitas estar articulando tu base, necesitas articular tu municipio, necesitas estar en tu estado. Si no estás en tu estado, no puedes ir a la región. Hoy estamos participando de actividades nacionales e internacionales, en el Mercosul, en el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer, en redes regionales e internacionales, en forum, etc.
Cuando dices articular, ¿de qué hablas?
Maria Auxiliadora – Hablo de agrupar. Antes de cualquier cosa, es articular peso. Es saber dónde está, dónde es posible que vayas, qué es posible que hagas, cómo vas a hacer. O sea, todo un proceso también de estudio de aquella realidad, de aquella comunidad, de aquel estado. Las ONGs y los movimientos de cada estado tienen todas sus complicaciones. Imagínate la diversidad que es reunir los órganos de Sergipe, que es así de chiquito, con el de Bahía. ¡Imagínate lo qué es articular Bahía Pernambuco tiene tres regiones geográficas, Bahía tiene ocho. La diversidad de todo. Nosotras, rurales, con la condición de mujer, rural, en un trabajo de esa naturaleza.
¿Y cómo consiguieron llegar a esas personas? ¿Cómo fue la comunicación?
Maria Auxiliadora – Fue un proceso, fuimos construyéndolo, estamos construyéndolo todavía. Si vemos Bahía hoy, por ejemplo, el MMTR está nada más que en 13 municipios, en una región de Bahía. Hubo un período que llamábamos mucho más. Hubo período que estaba en el medio, ahora estamos en un pedazo. En Pernambuco, hubo un período que estábamos apenas en el sertón central. Hoy, estamos en el sertón, en el agreste y en la mata, pero vamos a pocos municipios. No es como el movimiento sindical que va allí, cuyo sindicato está organizado. Las mujeres van allí despacito, a organizar su grupo, ¿verdad? Y discutiendo la propuesta del MTRH. Así que es muy difícil.
Tenemos, hoy, cinco programas. Tenemos un programa de formación de liderazgos, un programa de formación de educadoras, un programa de comunicación, un programa de generación de renta y un programa de fortalecimiento institucional. Tenemos un movimiento reconocido en varios estados ya legalmente, estructurado. Tenemos algunos estados que tienen sede propia en la capital, otros se están estructurando para eso. Cada estado está de acuerdo con su realidad. No tenemos una receta. Tenemos objetivos propios, misión propia, programas, una planificación trienal, pero todo adaptado. Cuando planeamos conjuntamente, ya entramos con la especificidad de cada estado, está esa flexibilidad y es esa flexibilidad que muchas veces choca, porque un estado va a reunirse con otro. Nos reunimos de tres en tres meses, esa es la dinámica del movimiento. Tenemos una dirección con 18 mujeres rurales, dos por estado. Entonces, de tres en tres meses, están aquí. Pasamos una semana evaluando, discutiendo, planeando. Otras veces son otras directoras. Las llamamos por turnos. Digamos, en esa semana hay dos, en el otro mes otras dos, para que vayan incorporando la cuestión, se vayan capacitando en la cuestión de gerencia. Esa es nuestra dinámica, de que se aprenda haciendo. Aquí, entra la cuestión de la producción, entra la vida de las mujeres. Lo económico también entra aquí, no sólo lo político, la organización.
¿Y el recurso para todo eso, para conseguir estructurar el MMTR, cómo lo consiguen?
Maria Auxiliadora –Trabajamos con gente de la cooperación internacional y nacional. A pesar de que es un movimiento, trabajamos con recursos propios y del extranjero. Tenemos una política financiera que no es grande, pero, no es grande para la necesidad y las demandas del propio movimiento.
De contribución, ¿no es cierto?
Maria Auxiliadora – De contribución de las socias, que no es la socia, es la política y el estado. El estado de las más diversas formas, pero el estado contribuye anualmente con “x”.
¿Las personas?
Maria Auxiliadora – Las personas, su organización, el movimiento allá de su estado. Algunos estados ya usan esa política de organizar los grupos de generación de renta, y, entonces, digamos, de todo que se produce hay un porcentual para su organización. Se vende en el conuco y “x” es para mi organización, para los gastos, actividades.
¿Qué van a hacer ahora?
Maria Auxiliadora – Todo ese proceso se extiende por toda América Latina, pero hoy creo que hay personas y organizaciones que se apoyan en la Red... Algunas cosas puntuales. Tenemos un importante apoyo del MISEREOR. Tenemos un programa de ciudadanía que es el de la documentación del cual Nazaré habló en el primer día. Un gran programa de ciudadanía de las mujeres. Y tenemos el apoyo institucional del Ministerio de Desarrollo Agrario, el MDA. Lo restante es puntual. Hacemos proyectos casi todos los meses. Estamos en una gran dificultad, pero no paramos y también estamos empezando a abrirnos para la cuestión de los apoyos de los ministerios.
¿No hubo un intento de los políticos de entrar en el movimiento? ¿O de algún liderazgo para intentar alguna candidatura?
Maria Auxiliadora –Incentivamos y fuimos trabajando. Incluso, somos socios de un proyecto llamado Mujer y Democracia. Es un proyecto muy interesante, que justamente capacita a las mujeres, hace todos los análisis para fomentar la discusión sobre la situación de las mujeres, sea urbana o rural. Ya estamos en casi todo el Nordeste con ese proyecto, va a hacer dos años. Por ejemplo, en la comunidad de Nazaré, hay una trabajadora rural que ya pasó por dos mandatos como concejala, pero no salió del movimiento. De Piauí, hay una trabajadora que se presentó como candidata incluso a diputada y está en la Secretaría de la Mujer, trabajando con el gobierno y trabajando con las mujeres. Nuestra política es de que vaya para allá y se quede allá, manteniendo su cabeza de mujer, fortaleciendo a las mujeres y sus organizaciones.
¿Y ella hace este puente de las reivindicaciones?
Maria Auxiliadora – Sí, hay unas cuestiones que están siendo difíciles. Por ejemplo, Maranhão tiene una política de pelear por la participación en la Secretaría de la Mujer, ir para allá, en el municipio, específicamente por la Secretaría de Desarrollo Rural Sostenible. Y, así, se volvió un tanto difícil que vayan a los encuentros, que pasen una semana fuera, porque sufren amenazas de reducción de su poca gratificación. Pero usamos la dinámica de fornecer documentos, que ellas estaban en actividad también en la profesión, una actividad de capacitación, para que no perdieran su jornal. Pero también tenemos ejemplos de trabajadoras que están en la dirección del sindicato y que el propio sindicato, cuando ella sale para participar de actividades de las mujeres, descuenta el jornal de su gratificación. Entonces, tenemos ejemplos de todas las formas, por eso, digo que la diversidad es muy grande.
Quería que miraras ahora un poco a la Red LAC. ¿Estabas en el encuentro de San Bernardo?
Maria Auxiliadora – Estábamos en San Bernardo. Y ya fuimos socializando algunas cosas en aquella oficina. Discutíamos los materiales juntas.
Llevaban esa experiencia de ustedes para allá …
Maria Auxiliadora – Hablábamos de las oficinas, de las dinámicas en el aprendizaje, de las cuestiones teóricas, de traer para el aprendizaje. “Caramba, pero esa aquí no nos sirve”. Pero vamos a preocuparnos también con las cuestiones teóricas y discutir concepciones dentro del movimiento. Entonces, diría que es un intercambio, y la cuestión de la América Latina surge ahí. Hicimos esa primera oficina.
¿Quién participó de esa oficina?
Maria Auxiliadora – Sé que estaba Argentina. Pienso que Perú y Brasil, me acuerdo bien de esas dos. No recuerdo si Nicaragua... Pero recuerdo que la oficina fue un éxito. De Brasil, conseguimos llevar a trabajadoras rurales del Nordeste y del Norte del país, incluso del MAMA, Movimiento de Articulación de Mujeres de la Amazonia. Comenzamos a articularnos y ya teníamos incluso una preocupación de que las mujeres se organizaran autónomamente. Ya iba a buscar a mujeres allá en el Norte. Siempre hemos sido osadas. Entonces, llevamos un buen grupo de trabajadoras rurales. Pienso que éramos 10 o 12, entre rurales y asesoras, y fue muy bueno. Y fuimos a esa actividad articulada y financiada por la Oxfam, una organización de la cooperación internacional.
¿Y en ese encuentro también hubo capacitaciones, discusiones?
Maria Auxiliadora – Todas, pero ya no fue ningún espanto, eso ya no tiene espanto alguno. Hubo una trabajadora rural que no fue a ningún otro, desapareció. Era muy reprimida. No sé si debe haber tenido un impacto muy grande. Creo que ya no sentía ni siquiera su propio cuerpo, mucho menos el del marido. Entonces, fue muy difícil ver aquello, las mujeres besándose, aquellas cosas, ¿no? Y en aquella época era una locura, las mujeres se quitaban la ropa. El nudismo estaba comenzando en aquella época, entonces esa es la época del sostén, del ti, ri, ti, ti.
Por eso, digo que Bertioga fue un espanto, pero, San Bernardo, ya no tanto. También ya era otra fase. El feminismo estaba cumpliendo otras concepciones y nosotras incluso ya teníamos fluido algunas discusiones. Hacíamos oficinas de mujeres rurales. Entonces, la historia de América Latina y mi inserción en el proceso surgieron aquí. Quiero decir que el movimiento automáticamente también se va fortaleciendo…
Entonces, ¿es a partir de año de 90 que va a surgir la idea del 1er Enlac?
Maria Auxiliadora – Es en 90.
Pero para eso ustedes tuvieron que…
Maria Auxiliadora – Fueron seis años, seis años de mucha articulación, mucho, mucho, mucho sufrimiento, mucha cosa buena, pero mucho sufrimiento. Sin nada, sin estructura, pero sólo con voluntad. La voluntad era muy grande y Brasil fue el gran impulsor de esa articulación. No diría de Brasil, pero del sertón central de Pernambuco. Vanete fue la pionera en ese negocio y claro que no fue sola, fue con nosotras. Pero la idea es una cosa muy fuerte. Si la idea se interioriza, no sale, pero si la tiras para fuera – y fue lo que hizo Vanete, la tiró para fuera - funcionó bien y está funcionando.
En los años 80, los movimientos de trabajadores rurales fueron surgiendo en todas las partes del mundo, específicamente en América Latina. Las mujeres ya están organizadas allí. Aquí, ahora tenemos que juntarnos, ahora ya no quieren en el Nordeste, ahora, pensamos en la América Latina. Y, para eso, fuimos osadas. Pensamos. Pensamos, en esa primera reunión, en otras reuniones y fuimos pensando en la idea de los encuentros y ya fuimos trabajando para arreglar dinero para hacer reuniones de Brasil y hacer viajes y discutir específicamente en los países más próximos y así lo fuimos haciendo.
¿Qué quiere hacer? ¿Cuál es la misión de la Red LAC?
Maria Auxiliadora – ¿Y la Red qué es? Teje las informaciones, discute los problemas, trae, vamos a decirlo así, la unificación de los problemas. ¿Para qué? Para un análisis más profundo, para traer la historia de las políticas públicas, de las mujeres de América Latina, para de aquí salir las políticas para el mundo. Porque una cosa es que nosotras de Brasil levantemos nuestras banderas, traigamos más trabajadoras, es muy importante hacer eso. Entonces, cada país hace eso. Pero que los países juntos - como en el 1er Enlac, 22 países – discutamos y saquemos una propuesta de planificación de acciones unificadas. Y ya hemos conseguido dar un cierto norte, a pesar de todas las divergencias y de toda la diversidad.
¿En el 1er Enlac?
Maria Auxiliadora –En el primero. También porque la metodología era abierta para eso y el proceso preparatorio. Visitas, correspondencias, ya discutiendo los problemas de sus países. Trabajamos mucho tiempo y había un equipo muy grande, no sólo de trabajadores rurales, sino también de técnicas voluntarias, cedidas por las entidades socias, para que hicieran ese trabajo. El proyecto que teníamos aquí era sólo para el billete. Incluso, conseguimos todo el hospedaje y alimentación del Ministerio de Desarrollo Agrario con la influencia de la CONTAG.
¿Ese fue el primer encuentro?
Maria Auxiliadora – El primero. Fue en 96.
¿Y cómo trabajabas con esas diferencias? Porque cada país tiene su contexto, tiene sus problemáticas. ¿Eso fue siendo trabajado?
Maria Auxiliadora – Claro, se fue tejiendo. Se construyó una coordinación internacional y nacional. La coordinación de Brasil sujetó mucha cosa, no sólo porque inició esa articulación, sino también porque le tocó ser la sede. El MMTR Nordeste fue que impulsó todo ese proceso. Era una institución de credibilidad organizacional y autónoma. Entonces, nosotras que realmente lo sujetamos.
¿Cuál fue la pauta, los temas que discutieron en el 1er Enlac?
Maria Auxiliadora – Recuerdo que había uno muy interesante que era la cuestión de la producción, la cuestión de la tierra, la cuestión de la salud... Eran varias. Porque trabajamos mucho en oficinas. Trabajamos varias temáticas y, mientras íbamos para los grupos, para esas oficinas, ya había un cierto contexto de esas problemáticas trabajadas por los países. Pasamos seis años construyendo eso, entramos con una metodología que también favoreció y ya sabíamos también qué queríamos de todo ese evento. Estábamos abiertas para socializar y hasta nos callamos y escuchamos los otros países, pero los países de la coordinación ya tenían una cierta dimensión de lo que iba a ser después.
¿Nuestra tarea ahora era qué? Impulsar las luchas del conjunto. En mi concepción, diría que no conseguíamos ver el 2o Enlac. Pero diría que estamos consiguiendo esa cosa de la solidaridad como mujer. Eso crece en el país, ta siendo socializada, porque esa es la intención de la Red, socializar la información, pero hasta que las informaciones lleguen a la Red, es muy difícil.
¿Esa cuestión de los medios de comunicación?
Maria Auxiliadora – No sólo. Pienso que los medios también, pero veo por mi organización que todavía tiene una comunicación deficiente. Y me pongo a pensar: tiene toda una estructura, todas las condiciones posibles, tenemos hoy incluso a una periodista, pero hay otros obstáculos que surgen. Los problemas son de otro orden. Entonces, la información demora a llegar aquí. En el 1er Enlac, pasábamos dos, tres, cuatro, cinco, seis meses esperando que llegara la respuesta de un fax. Me gusta mucho el fax porque es rápido y lo veo, no es lo que estoy escuchando. En aquella época, ya se usaba, y no teníamos el fax, no teníamos teléfono. Usábamos uno prestado, era otra sociedad, con un comerciante amigo. Hoy, diría que una gran misión de la Red es tejer esas informaciones, es socializar esas informaciones y buscar consenso para las grandes luchas.
Recuerdo que a China, en la conferencia de la ONU, ya llevamos propuestas rurales. Teníamos que fluir en los documentos de los estados. Después, el documento nacional. Qué sufrimos para presentar una propuesta de trabajadoras rurales, hasta porque tuvimos dificultad de participar de los forum y, o estás en los forum o no participas de los debates. Entonces, ¿imagínate que es eso en el nivel América Latina? La Marcha de las Margaritas, por ejemplo...
¿Qué fue la Marcha de las Margaritas?
Maria Auxiliadora – ¿Ya has oído hablar de la Marcha Mundial de las Mujeres?
Ya.
Maria Auxiliadora – En la Marcha Mundial de las Mujeres, hay mujeres de todos los rincones, de todas las razas y de todas las clases. La Marcha de las Margaritas es la marcha de las mujeres rurales. Conseguimos colocar en Brasilia más de 20 mil mujeres rurales. Acontece en el mes de agosto, de dos en dos años. Ya hemos hecho la segunda y ahora va a ocurrir la tercera en 2007. Entonces la Marcha de las Margaritas es un gran movimiento de marcha.
Es un movimiento que es organizado por la Contag, un movimiento sindical rural, y nosotras somos socias en el proceso. Nosotras, en el Nordeste, iniciamos la primera discusión en Brasil de las mujeres rurales en nivel de marcha. Pero fluimos, conseguimos visibilidad. Las mujeres de los movimientos autónomos son pocas, en esos grandes eventos, pero como usamos otras estrategias para dar visibilidad, dar cualidad a las mujeres, conseguimos que nos vean en esos grandes eventos.
¿Hay una articulación nacional bien fuerte entre los movimientos de las mujeres trabajadoras rurales?
Maria Auxiliadora –Diría que es fuerte políticamente, porque las mujeres del MMC, Movimiento de Mujeres Campesinas, son muy articuladas nacionalmente. Están en Brasilia, tienen una oficina permanente, tienen mujeres asesoras de diputados y algunos senadores. Están allá, cavando todos los días los proyectos, consiguen grandes apoyos del gobierno brasileño, de algunos ministerios, están también en el Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer, como nosotras, pero ellas están allá en Brasilia. Diría que usan muchas estrategias de articulación y están siempre en la prensa, más que nosotras, pero con relación a la organización y estructuración. Incluso, es muy conflictiva su relación con el Nordeste. Con el movimiento sindical, la relación no existe y, con nosotras, existe fragilizada. Diría que su metodología, en parte, no considera totalmente esa diversidad, no considera los varios niveles de formación de las mujeres, que nosotras somos rurales y que somos también diferentes. Está aquella que dice: “Todo el mundo tiene que ser MMC y va a ser MMC”. ¿Cómo va a ser MMC si tengo más de 20 años en el MMTR? ¿Cómo voy a ser MMC? ¿Cómo voy a cambiar mi modo de ser? ¿Cómo mi bandera no va a ser rosa, cómo no va a ser blanca y ahora tiene que ser lila? Entonces es mucha confusión. Creo que, con eso, están perdiendo espacio, porque ya tuvieron mucho más espacio en el Nordeste. Pero están las grandes banderas de luchas de las mujeres y en esas estamos juntas, porque creemos que no debemos dividir, tenemos que sumar, ¿no?
¿Y ahora están intentando realizar el 3er Enlac...
Maria Auxiliadora – El 3er Enlac podrá ocurrir en un espacio más corto de tiempo que el segundo, pero hay mucha cosa para tejer. En el segundo, ya definimos el país, porque eso es definido y discutido con todos los países. Entonces, se definió allá en México, pero los problemas... Por ejemplo, escuchaba a Vanete decir que el 2o Enlac fue el momento que más sufrió dentro de esa articulación latinoamericana. Hoy, estoy en la coordinación internacional. Hoy son otras personas en mi organización y sigo colaborando y apostando en eso y estoy en todos los momentos mayores. Pero acompaño los procesos por los documentos, con las compañeras de mi organización que van, discutimos antes, discutimos después.
El 3er Enlac va a ser en Ecuador y ya tuvimos una reunión aquí. La compañera del país que va a recibirnos ya tiene muchas actividades. Ya discutimos algunas cuestiones que tenemos que agilizar con más rapidez, como por ejemplo, el propio libro de nuestra historia. Ya hemos definido que el primer encuentro de la coordinación...
¿Hablas de la coordinación ejecutiva?
Maria Auxiliadora – Hay una coordinación nacional y hay una coordinación ejecutiva internacional. De Brasil, pienso que son tres. Una es del MAMA, otra es de la Contag y otra del MMTR-NE. Ilda, que es secretaria ejecutiva de mi movimiento, es de la ejecutiva internacional. Y está la coordinación nacional - cada país tiene la suya. En la coordinación internacional, me parece que son cinco países. Esos cinco países se van a encontrar en octubre para discutir ese evento, porque ahora se van a encontrar en Uruguay para discutir las cuestiones de la secretaría ejecutiva. La coordinación del Enlac, pienso que son cinco, seis países, se van a reunir sólo en octubre. Ahora, si me preguntas qué va a ser la Red de aquí para adelante, no voy a saber mucha cosa, porque eso también depende mucho de quién está en la Red, de quién está al frente. Entonces, hoy es una, y mañana podrá ser otra.
En el 1er Enlac participaron 22 países, en el 2o Enlac fueron 18... ¿Por qué aquellos salieron?
Maria Auxiliadora – No salieron.
¡Ah ¿No?
Maria Auxiliadora – Diría por qué no estuvieron en el 2o Enlac.
¿Por qué?
Maria Auxiliadora – Varios problemas, y te digo que el principal problema fue el proceso de la articulación. No pueden venir al Enlac sin una preparación. Tienen que preparar a su delegación. Uno de los criterios es tener a su delegación preparada y la coordinación internacional tiene que tener un cierto monitoramento. Otro problema es de organización. Otros intentaron lograr la visa, porque parece que algunos países estaban en conflicto y no consiguieron llegar. Hubo también el problema financiero. En el 1er Enlac, pasamos semanas y semanas, otras chicas y yo, en Brasilia, con los proyectos en la mano, pidiendo dinero, de embajada en embajada, de ministerio en ministerio, solicitando apoyo para el 1er Enlac.
En el 2o Enlac, la política financiera fue diferente, dividimos con los países los gastos del viaje. Era muy correcto que fuera 50%. Todos tenían que moverse para conseguir recursos financieros. Entonces, está toda esa dinámica. No tengo mucha clareza, porque ya estaba más alejada del proceso – porque, hasta el primero, estaba muy al frente con las otras. Ahora, ciertamente vamos a luchar para circular más países. En el Nordeste, ya hemos tenido más de 800 grupos de mujeres organizadas en sus estados, hoy estamos con menos de 400. Estamos haciendo altas reflexiones sobre este contexto. Pero no podemos esconder esa realidad.
¿Qué pasa?
Maria Auxiliadora –Son varias, varias cosas ocurriendo – desde las dificultades económicas de las mujeres, relaciones políticas de las propias mujeres, porque hoy – no lo podemos negar – tenemos los conflictos de poder. Las dificultades económicas influyen porque, de repente, ya no puedo estar aquí, por cuestión de supervivencia, de desempleo, la expulsión del campo para la ciudad. Entonces eso dispersa. También diría que, cuando empezamos, es muy fácil: estoy llena de energía, creo en todo y digo “Quiero eso para mí y para las mujeres”. Entonces empiezan los embates, los conflictos individuales, desgastes. Y eso también cuenta. “He esperado tanto, quería que la vida cambiara, no ha cambiado”.
Hay también mucha historia de violencia. La violencia, digo que va a aumentar. Vanete dice: - “Mujer, yo pienso que no, creo que la violencia está más visible”. No lo sé... En el contexto rural, las mujeres que están en los movimientos tienen otros tipos de violencia, son agredidas de otras formas. Los movimientos que tienen grandes apoyos, sociedades (en el comienzo, ni siquiera usábamos esa palabra “sociedad”) pero teníamos mucho apoyo de ONGs, de parroquias, de diócesis, lo que el pueblo hace que todos dan apoyo. La cooperación internacional nos va quitando los apoyos, nos los va quitando, nos los va quitando, ¿y qué pasa? Tú, en tu ONG, tenías diez personas y le quedaron cinco. Y estas cinco van a hacer el trabajo de diez. ¿Cómo voy a quitar a una para hacer un trabajo voluntario para el MMTR, para las trabajadoras rurales? Entonces, esa cosa fue dificultando el proceso. Hoy hay una gran crisis de asesoría en los movimientos de las comunidades rurales. Claro que estamos cursando universidad. Los proyectos de apoyo fueron quitándonos todo.
Hoy el 80% de los estados ya no tienen apoyo de la cooperación internacional. Entonces, es una crisis financiera muy grande. También falta gente capacitada para hacer proyectos. Esa gente exige más papel que práctica, sabemos muy bien de eso. Quien escribe el papel bonito es que recibe el pedazo mayor.
Soy una de las personas que peleé mucho en mi organización y, a veces, dejamos de recibir apoyo por eso, por tener que cambiar de dinámica, cambiar de línea de acción, que es la cosa de moda, y el movimiento es muy preservado en su identidad. Creo que también influye, pero siento que estamos evolucionando. Decimos así: “¿Cómo está caminando eso en Maranhão? ¿En Piauí, en Ceará?” ¿Imagínate qué es traer esas cosas, sus articulaciones en una base de grupo?
Es consenso de que los grupos de base son realmente la base de sustentación del papel de la organización del mundo, pero no es fácil salir de aquí y llegar allí para hacer una capacitación. Entra aquella historia de la dimensión geográfica, falta transporte, falta dinero… Los liderazgos tienen “n” atribuciones, en el partido, en los espacios todos…
Para luchar en contra los otros boicots de otras organizaciones…
Maria Auxiliadora – De eso, ni hablar... En nuestro análisis, cuando en el MMTR, llegamos a la conclusión de que vamos a volver para hacer un trabajo chiquito, vamos a mantener otra estrategia, vamos a volver a fortalecer, invertir. En 2006, ya fue una inversión. Estamos culminando con diez asambleas, nueve estaduales y una regional, que ocurre ahora en el inicio de diciembre, adonde vamos a traer toda esa información, esos análisis de los estados. Ayer leía, trabajé hasta ciertas horas, leyendo justamente nuestra evaluación de los 20 años para poder proponer algunas cosas, para que pueda fluir. Está claro que la metodología también ayuda. No sé cómo va a ser, pero espero que venga un resultado positivo de los grupos de bases. Ojalá, porque, si no, me voy a angustiar, pero también no me voy a deprimir, pero me voy a angustiar un poco, porque ya estamos invirtiendo mucho en eso.
¿Qué pasó? ¿Comenzaron a invertir más para tener la red internacional y han dejado un poco de un lado la base?
Maria Auxiliadora – Por un período, todos los proyectos, incluso los de la Red LAC, eran en nombre del MMTR Nordeste. Pero hoy ya no lo es. Hasta hace pocos meses atrás, durante esos años todos los proyectos estaban en nombre del MMTR. Entraban en choque. Estás gestionando su movimiento y tienes que gestionar también la Red, digo gestión de contabilidad, acompañar el proceso. Y una dificultad más con relación al apoyo, porque tenemos que recaudar dinero para nosotras y para la Red. Entonces, decimos: “¿Cuánto la Red está fortaleciendo el MMTR?”. Fue una discusión dentro del movimiento. El movimiento es para fortalecer la Red, ¿pero quién va a fortalecer el movimiento? Es una discusión que todavía está ocurriendo y vamos a llevarla a Brasilia.
En realidad, la pregunta es: ¿para qué esa red? ¿En qué nos ayuda?
Maria Auxiliadora – Sí, vamos a tener que llamar más esa discusión. Todas precisamos de más clareza de eso, no siento aún el proceso.
Pero, hasta ahora, ¿cuál fue la importancia de la Red?
Maria Auxiliadora – Pienso que ayuda en la visibilidad.
¿De las cuestiones de las mujeres?
Maria Auxiliadora – De las mujeres y del movimiento. Primero, para las mujeres ha sido un grande espacio de conocimiento, de esa diversidad, de América Latina. Es un gran aprendizaje para las mujeres, para el enfrentamiento, para salir de su mundo, de su país, conocer otras culturas, conocer otra producción, otras riquezas y otras pobrezas. Entonces es muy bueno eso. Para el MMTR, lo viene ayudando también. Cuando trabajamos con la cooperación internacional, con las relaciones de sociedad, fortalece el movimiento cuando dices “Somos fundadoras de la Red LAC”. Todo ese movimiento del Nordeste, de las mujeres rurales, para articular la Red. Al mismo tiempo estamos impulsando la Red en América Latina y estamos además iniciando una discusión de una red específica de mujeres productoras rurales en el Nordeste, que hace con que estemos mucho más avanzadas. Esa es una discusión nueva dentro del MMTR porque pensábamos que estábamos contempladas en una red de mujeres productoras del Nordeste, pero, cuando empezamos a participar de la red de mujeres productoras, percibimos que no estamos totalmente contempladas en esa red. Precisamos de una red que sea específica de mujeres rurales en el Nordeste y de productoras, estamos en el difícil proceso de construcción de esa red.
Así es la dinámica: vas para allá a construir una cosa grande, pero tienes la necesidad de una cosa pequeña también. Construimos grandes liderazgos, que están en el Consejo Nacional, que consiguen viajar todo el mundo, pero ahora vamos a tener que volver a todas las ciudades.
¿Y piensas que ese es un fenómeno que está ocurriendo en todos los países participantes?
Maria Auxiliadora – No estoy muy segura de esa discusión, porque no trajimos esa discusión dentro de América Latina todavía…
¿Aún lo van a hacer?
Maria Auxiliadora –Diría que estamos haciendo la discusión dentro de nuestra organización. Estamos preparándonos, porque esa discusión es muy fuerte y nos estamos preparando para eso.
Precisamos tener más clareza de la continuidad de la Red. Estamos obligadas, quien esté viendo, a ir llevando a las chicas de aquí también de la Secretaría, discutiendo también con otras organizaciones que está dentro de la Red.
Ya entrando en la evaluación y finalizando nuestra entrevista, ¿cuál tu sueño para la Red?
Maria Auxiliadora – A veces, pensamos poco en los sueños, ¿verdad? ¡Caramba, ni siquiera tengo tiempo Voy haciendo, voy haciendo, pero así es, diría que mi gran sueño, creo que va para la Red, es ver a las mujeres continuar. Antes de mi sueño de continuidad, de futuro, tengo una preocupación. Tengo una preocupación. Es que muchas cosas se pierden en el proceso, porque hay unas personas muy de frente, y las cuestiones no son eternas, ni siguen eternas en la organización. Sé que hay muchas maneras para que sigamos contribuyendo. No preciso estar aquí para estar contribuyendo. Hay gente muy distante, y está contribuyendo con la lucha de las mujeres del mundo. Pero tengo que tener esa visión del mundo. Pero creo que las visiones están aún localizadas, o en tu comunidad, o en tu estado, y me parece muy bueno conseguir dentro de un país, de América Latina y del mundo. Nosotras, como mujeres rurales, ya tenemos esa visión hasta del mundo. De ahí viene mi primera preocupación: ¿cómo será eso de los recursos? Y esa preocupación lleva a soñar a ver a esas mujeres evolucionar, crecer. Crecer como gente. Mi gran sueño es ver a la humanidad, principalmente a las mujeres, evolucionar, porque creo que el egoísmo, la individualidad es muy grande, la envidia, las ambiciones, la pelea por el poder, no lo podemos negar. Siempre ha existido en nuestras casas, en nuestra familia, en nuestra comunidad, todo eso, en una cierta dimensión. ¿Sabes qué es eso? En América Latina, entonces, mi gran sueño es ese. Ese ahí va para la Red, va para la vida de todas las mujeres. Me pongo muy, muy feliz, cuando las personas hacen las cosas sin ese apego.
Soy una persona muy de improviso en todas las cosas, hasta mi hija que resolví adoptar, no lo pensé. Fui a hacer una articulación con un director del STR y llegué en la casa da mi madre y me dijeron así: “¿Sabes que fulana va a dar su hijo?”. Sólo escuché y dije: “¿Qué?”. Fui a hacer la articulación de las mujeres en una comunidad vecina, iba incluso conduciendo una Toyota, con carrocería grande, iba con el director del sindicato. Mi hija hizo 20 años. La cogí cuando tenía tres, entonces hace 17 años atrás. Cuando volví ya era el inicio de la noche, oscureciendo, le dije al director del sindicato: “¿Aceptas ir allí en aquella casa?”. Era una casa dentro del conuco, que tenías que dejar el coche fuera y caminar en el conuco por la noche. Digo: “Es muy malo ver de noche.” Él dijo: “Voy”. Entonces fui, llegué allí, me gusta mucho acordarme de la escena, ella preparó a esa niña y me la dio.
¿En el mismo momento?
Maria Auxiliadora – En el mismo momento. No pensó dos veces. Un negocio que me impresionó. Fue una cosa buena en mi vida, en la vida de mi hija, en la vida de mi padre y de la madre de ella. Somos muy juntos, nos relacionamos muy bien. Pienso así, tener novio improvisado. Mi vida toda ha sido un improviso. Si estás aquí, llámame.
Allá en el 2o Enlac, fue así. Mi organización dijo que yo no venía, entonces me aburrí mucho. De ahí, con tres días, mi pasaporte había caducado, la Red me llama y me dice: “Tienes un billete para venir a México. ¿Lo aceptas?” Aún les dije: “¿Cuántos minutos me das para responder?” Estaba haciendo las cuentas, las cuentas para ir allá. Entonces, rapidito, las mujeres, mi equipo de trabajo, todo el mundo hizo una corriente. “Ve que liberamos ahora mismo.” Era una hora y media de viaje. “Ve a organizar tu pasaporte.” Y dije: “Pero no tengo dinero, ¿cómo voy?”. Y fui con 50 reales, a México, y puse unas cosas que podría vender en la maleta y llegué a São Paulo. Recuerdo que hice el cambio en dólar de los 50 reales y fui con ese dinero, y nadie fue a despedirse de mí. Allá hay de todo, entonces, no voy a perder esa gran oportunidad de ponerme la cara en el evento. Y me puse la cara política, la cara asesora, la cara gente, me puse todas las caras, me puse todo lo que tenía en México. Vendí mis cosas, compré recuerdos y me vine. Entonces es por eso que digo que no tengo tiempo de soñar, porque pienso que ya estoy viviendo como estaba previsto, pero es bueno.
Levantaste un tema importante que es la cuestión de la renovación de las personas, en la coordinación, en el involucramiento. ¿Cómo está eso?
Maria Auxiliadora – Los movimientos comienzan. Invertimos mucho en las mujeres jóvenes. Nosotras, inclusive, tenemos un encuentro específico sólo de mujeres jóvenes – está la joven en el movimiento, pero la edad ya es avanzada, y la joven de edad. Hoy, tenemos a varias mujeres dentro de la propia coordinación del Nordeste. Es una preocupación que estamos trabajando y capacitando a liderazgos para eso. Tenemos hoy un Estado, el Estado de Alagoas, donde el 90% de la coordinación son mujeres jóvenes. Tenemos sindicatos que cerca del 80% de la dirección son mujeres y jóvenes. Pero nos preocupamos no sólo con la joven de edad. Es joven de espíritu, pero no es joven de conocimiento. No conocer el proceso, querer negar el proceso, esa es mi preocupación. No puedo construir el presente sin futuro, sin pasado, es mucha decepción. A veces, hay gente que entra ya para boicotear. Pienso que cada persona es una persona, cada persona contribuye a su manera y mientras más sumas, más eres importante. Pero hay gente que piensa que el que no está de acuerdo conmigo, no coincide con mi pensamiento y mi ideología, entonces, no sirve para nada. Bueno, en esa situación, soy radical: si no vienes a sumar, vienes a dividir. Aquí no es espacio para dividir, es espacio para sumar, entonces, tienes que comprender eso. Tienes un espacio donde se respetan las diferencias. O las respetas o quieres pensar que eres más que los otros.
Estudié, pero poca gente sabe que fui a la facultad, ¿por qué? Porque he convivido toda mi vida con mucha gente en ese mundo que piensa que soy trabajadora rural y mi modo de ser es de trabajadora rural o voy a ser para siempre. Pero, claro que tuve otras oportunidades, tuve oportunidad de hacer una monografía. Soy feliz porque he contribuido para la trabajadora rural que no tiene ni siquiera el cuarto curso de la primaria y hace una monografía y rompe con toda esa estructura de educación y de poder. Hoy, las mujeres rurales pueden y deben competir con una monografía en pie de igualdad con el premio Margarida Alves que es una cosa del gobierno. ¿Ya has hecho la tuya? ¿Qué has escrito? Manda para allá que hacemos una revisión. No podemos hacer mucha cosa, porque no tenemos tiempo, pero estamos incentivando a las trabajadoras rurales a escribir.
Estoy consciente de que ya he dado mi contribución. Incluso conversaba ayer por la noche que en 2007 voy a encerrar mi carrera con mucha dignidad en el movimiento de mujeres trabajadoras.
Piensas encerrar...
Maria Auxiliadora – Pienso, porque quiero contribuir con las profesoras rurales.
Cambiar de foco.
Maria Auxiliadora – Sí, cambiar de foco. En este foco, ya he trabajado 30 y tantos años. Privilegio para mí, privilegio para el mundo rural, pero ahora quiero trabajar con las profesoras rurales. Tengo todo un proyecto. Quiero volver para ese espacio, porque desde niña he sido profesora de verdad. Creo que, ni siquiera había pensado en eso, ¿sabías? No había pensado, me están trayendo eso. ¿Sabes qué me está motivando a hacer eso? Es la historia del auto-estima de las mujeres. Es lo que me está llevando a elaborar un proyecto, a discutir las relaciones, profesores que hoy son diputados federales, que ya tienen alguna cosa orientada para el campo, pero no hay nada orientado a las mujeres y mucho menos a la cuestión del auto-estima de los profesores. El joven sale del mundo rural, porque la escuela no lo motiva, lo motiva a salir. Entonces, es cruel la educación dada en las comunidades rurales. Quiero hacer primero con las profesoras. Porque te capacitas, ¿pero con quién vas a trabajar? Con 20, 30, 40 jóvenes. Aquel joven, consecuentemente, va a hacer un trabajo en su familia. Es eso lo que quiero. Entonces, voy a trabajar única y exclusivamente el auto-estima, la identidad. Quiero mucho trabajar con la historia de la identidad porque para eso no puedo quedarme aquí.
Es otro momento…
Maria Auxiliadora – Es otro momento. Quiero hacer eso junto con los ayuntamientos, porque ya quiero fluir dentro del planeamiento del municipio, si no, no llega nunca una cosa. Mi tiempo está poco aquí en este planeta. Así que a veces digo así, “¿Dónde está mi lugar en este planeta?” Pueden estar seguros de que me van a seguir viendo, soñando y quiero seguir inquiriendo. Eso es de broma, pero creo mucho en otras vidas.
Auxiliadora, ¿querías dejarles un mensaje a las mujeres que un día puedan llegar a ver tu entrevista?
Maria Auxiliadora – Quiero decirles a las visibles y a las invisibles, a las que conozco y a las que no conozco, que esta experiencia pueda servir de alguna lección. Claro que no es posible hablar todo, pero espero que fructifique. Que multiplique y que nosotras, las mujeres, podamos, en verdad, dejar de ser tan perseguidoras de otras mujeres. Porque los hombres suman, se ayudan mucho en sus luchas específicas y nosotras estamos trabajando mucho esta cuestión. El problema de una mujer es el problema de otras mujeres, y el placer de otras mujeres puede ser el placer de tantas, tantas y tantas otras mujeres.
¿Y qué te pareció esta entrevista?
Maria Auxiliadora –Estoy mejorando, ya consigo, pero tengo mucha dificultad de hablar. Tengo también mucha dificultad de memorizar las cosas, me olvido. Creo que dejé muchas cosas que debería haber hablado, pero pienso que esta entrevista es limitada, pero también placentera, ¿no? A veces, recordamos y creo que traje cosas que en mi vida no había pensado, y me parece que, cuando empiece a leer, “Caramba, ¿dije eso?”.
Ya he convivido con un montón de gente y me olvido mucho y creo que me olvido porque siempre he trabajado mucho. ¿Sabes por qué? Porque sufro mucho cuando sé de una noticia que no es buena de una persona que amo y, entonces, prefiero no recordar mucho. Dentro de una semana voy a acordarme, fui a São Paulo, pasé una semana, trabajé con las chicas del Museo de la Persona, vi a Danilo. Y pienso: “¿Eso pasó?” “Chica, ¿pasó eso con Danilo?”. Y pronto voy a cuidar de otra cosa, eso es cruel. Pero lo estoy diciendo, lo hago así. Pero creo que de esa forma consigo permanecer más suave y aparentando una felicidad que a veces no es tanta. Pero conozco a muchas personas que precisan de esa alegría mía para vivir, porque sufre más que yo, entonces eso también me cuesta caro.
Maravilla.
Maria Auxiliadora – Entonces, estoy muy feliz de dar esta entrevista, y estoy feliz porque más un imprevisto en mi vida ocurrió y estoy segura de que no sólo he contribuido con esta entrevista, sino que he contribuido en estas discusiones todas y voy a contribuir en este libro. Y ni me imaginaba que iba a contribuir en un libro de la historia de la Red LAC. Para que tengas una idea, el libro de la historia y memoria del MMTR todavía no ha sido hecho, entonces va a ser igualito a la historia de la Red. Tenemos la historia de la Red LAC y ahora empezamos el libro. Eso nos va a incentivar porque el nuestro ya está siendo conversado, pero es porque las cosas ocurren en su tiempo.
Bueno, en nombre del Museo de la Persona, muchas gracias, Auxiliadora.
Maria Auxiliadora – Un beso para ustedes. Y voy a hacer un esfuerzo para no olvidármelos.
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